lunes, 29 de agosto de 2011

Anne Murphy: Terapia de Juego


EL presente video consiste en una entrevista realizada a la Terapeuta Familiar Anne Murphy. En ella se exponen los principios básicos de la terapia de juego para niños y los resultados tan favorables que ésta terapia puede dar para niños perturbados.

miércoles, 24 de agosto de 2011

¿Por qué jugar?

El juego constituye en el niño su actividad central. Hace activo lo que muchas veces sufre pasivamente. El niño juega no sólo para repetir situaciones placenteras, sino también, para elaborar las que le resultaron dolorosas.

Al jugar, el niño exterioriza sus alegrías, miedos, angustias y es el juego el que le ofrece la posibilidad de elaborar, por ejemplo, los celos hacia un hermanito en el juego con un osito, al que a veces besa y a veces pega. El juego le aporta una larga serie de experiencias que responden a las necesidades específicas de las etapas del desarrollo.

Durante el primer año de vida, por ejemplo, los intereses se centran en el chupar, morder, explorar los juguetes, hasta la aparición de los dientes.

Más adelante, el "jugar a la mamá o el papá", le permite identificarse con aspectos de ellos que contribuyen en la formación de la personalidad.



A medida que van creciendo comienzan a jugar con los juegos reglados donde se observa cómo pueden competir, si aceptan o no las reglas, cómo reaccionan frente al ganar o perder, etc.
Un niño que no juega nos hace pensar que algo le está sucediendo, y si esta situación se repite frecuentemente se hace necesario un análisis de la situación.

Compartir el juego del niño es una manera de intercambiar con él, contenerlo, y volver a conectarse con una parte de niños que conservamos los adultos a través del tiempo.

martes, 23 de agosto de 2011

Terapia Familiar Sistémica con Niños: Parte 2


El niño a partir de los 12 años, con la finalización del período de las operaciones concretas (Piaget), se encontrará desarrollado cognitivamente en un nivel muy próximo al del adulto con toda su lógica y su gramática. Por lo tanto el niño puede expresarnos muchas cosas analógicamante, por ejemplo, el silencio del niño en la entrevista con la familia puede decirnos muchas cosas. Así, puede significar:


  • Que es peligroso hablar.
  • Que no tiene el permiso para hablar.
  • Que alguien significativo de la familia podría sufrir si comenzara a hablar (hacer preguntas).
La comu comunicación analógica va de la mano con la noción de Espacio Potencial de Winnicott, es decir aquel espacio intermedio entre el mundo externo y el interno del niño, en el cual aplica toda su creatividad para la elaboración de todos sus conflictos y poder resolverlos lo más adecuadamente posible e integrarse a su entorno. 

La terapia es también un espacio intermedio en el cual tanto el niño como la familia apelan a toda su creatividad para llegar a un equilibrio más saludable para el sistema. Para ello se pueden emplear distintos instrumentos como el dibujo, el juego, los títeres o la prescripción de tareas que busquen proporcionar al niño y su familia de vivencias nuevas y más saludables. Así por ejemplo, un recurso al cual frecuentemente recurro en el trabajo terapéutico para propiciar a que un padre o una madre elabore su relación con su hijo o para explorarla, es la indicación de que la madre organice “lecciones” de juego de Ludo dos a tres veces por semana, de 20 minutos de duración por vez y en un horario fijo. 

No es necesario que conozcan el propósito de la tarea, es más no debe explicitárselos. Las fuerzas que propician los cambios más importantes deben ir mas allá de la razón, del hemisferio cerebral izquierdo, deben tocar la esencia mas profunda del ser, del hemisferio derecho, al decir de Watzlawick (1980) al nivel del lenguaje analógico.



Si bien muchos terapeutas presentan problemas para incluir a los niños dentro de las sesiones con la familia, es importante recalcar, al decir de E. Tilmans (1981), que un niño puede ser un coterapeuta muy útil; así por ejemplo, es el mejor indicador de la situación afectiva de la familia y puede ser la puerta de entrada al sistema familiar, con la condición que el terapeuta sea capaz de utilizar el movimiento y la acción en términos interacciónales a fin de crear un terreno de reencuentro entre adultos y niños. Así el juego y el dibujo, por ejemplo, pueden ser medios eficaces para recolectar información del sistema familiar, recordando siempre que todo ello se hace otorgando una importancia particular a la comunicación analógica o no verbal.

El juego también puede servir para reestructurar el sistema familiar, en función de su significación metafórica y en tanto que parte de una prescripción o de una estrategia más amplia que tenga por objetivo provocar un cambio en las reglas del sistema familiar. Por su gran simplicidad y temporalidad puede ser utilizado en operaciones de reestructuración, si el terapeuta utiliza ciertas reglas disfuncionales y las adopta como reglas de un juego, entonces puede ir más allá de una simple actividad lúdica.

Los juegos pueden revelar la naturaleza paradojica de los mensajes, en los cuales los niveles digital y analógico están en contradicción. Los juegos revelan también el nudo de un problema, sin empujar a los participantes hacia una escalada fútil y exasperante porque “no es más que un juego y no hay razón de tomarlo muy en serio”.

Otro aspecto importante es, como lo señalaba Cloé Madanes (1984), “la conducta con que el niño protege a sus padres es función del sistema de interacción familiar”. Al final el niño está implicado en un “juego relacional” que busca proporcionar al sistema un equilibrio en que su sacrificio es la piedra angular; por ello uno de los objetivos primordiales del terapeuta es el de descubrir quienes más están implicados en este “juego relacional” en el que hay reglas implícitas que lo determinan, como por ejemplo, el que está prohibido terminar o abandonar este juego; en tal sentido instrumentos como la “escultura familiar” suelen ser útiles.

El terapeuta puede planear una estrategia para intentar resolverlo, en ella debe considerar:
  1. Que el sistema expresa analógica o metafóricamente un problema y que a su vez es una solución .
  2. El terapeuta comienza por determinar quién es el foco de la preocupación del niño, a quién protege éste y de que manera lo hace.
  3. No es determinante que la familia cobre conciencia de la manera en que se produce la comunicación .
  4. La terapia se planea en etapas.
  5. Cada familia necesita un abordaje propio y específico.
Al final el terapeuta deberá desplegar toda su creatividad para resolver el problema, la misma que emplea el niño cuando juega.


Terapia Familiar Sistémica con Niños: Parte 1


La terapia familiar sistémica con niños tiene características propias. Si bien es cierto la fuente principal es el modelo relacional, a continuación se realiza una aproximación para entender el rol del niño dentro de la dinámica relacional de la familia y también dentro del proceso terapéutico.

Así se hace referencia al “entonamiento de los afectos” de Stern, a la triangulación, a los juegos relacionales en que el niño se ve implicado, a la comunicación analógica como canal a través del cual se realiza el proceso terapéutico y la función del síntoma del niño dentro del sistema familiar.

En innumerables ocasiones en el trabajo terapéutico con las familias, el niño sorprende expresando que ya sabía, a pesar de los esfuerzos de los padres para ocultárselo, que la madre estaba triste, ansiosa, que los padres ya han pensado en la separación, que es mejor no preguntar sobre ciertos temas familiares porque eso causaría dolor en uno de los padres, etc.


Stern (1991) menciona un fenómeno de intercambio ínter subjetivo entre el niño y la madre, producto de un proceso de compartir estados afectivos que denominó “Entonamiento de los afectos”. Para ello, según el autor, es necesario que se produzcan varios procesos que resumiremos de la siguiente forma:


a) El progenitor tiene que poder leer el estado afectivo del infante en su conducta abierta.
b) El progenitor debe poner en ejecución alguna conducta que no sea una imitación estricta, pero que sin embargo corresponda de algún modo a la conducta abierta del bebé.
c) El infante debe poder leer esa respuesta parental correspondiente como teniendo que ver con su propia experiencia emocional original y no como mera imitación.

Solo en presencia de estas tres condiciones los estados emocionales de una persona pueden ser conocidos por otra y podrán sentir ambas, sin usar el lenguaje, qué se ha producido la transacción. Es en virtud de dicho fenómeno que los padres, sin desearlo muchas veces, comparten sus más profundos sentimientos (tristeza, cólera, frustración, alegría, etc) con sus hijos . Además, por ser el niño el menos diferenciado de la familia (masa indiferenciada del yo familiar, Bowen, 1991) frecuentemente puede verse implicado afectivamente en los conflictos que acontecen en la familia. Por ello, por ejemplo durante la sesión familiar, la conducta del niño puede ser vista como la de un “barómetro afectivo familiar” que señala cuando una intervención ha tocado un área sensible en la familia, no solo en la dimensión relacional sino también en el nivel más profundo del alma de uno o varios miembros de la familia.



Otro aspecto importante a señalar es el mencionado por Jalenques y Lachal (1992), quienes refieren que el sufrimiento del niño ansioso (válido también para otras penurias, como la tristeza, por ejemplo) se expresaría no solo a través de su comportamiento, sino también en la relación con sus padres. Ellos describieron tres tipos de conducta que permiten objetivarlo mejor: la inhibición, la conducta de evitación y la dependencia ansiosa.

En esta relación con el niño, los padres participan con toda su dimensión psíquica, con sus “maletas” al decir de Tilmans (1980), esta incluye: su historia personal (infancia, experiencias anteriores, relación con sus propios padres, etc), expectativas personales conflictos, mitos (individuales, familiares, sociales), entre otros. Por ello, los padres podrían reactualizar en la relación con sus hijos sus propios conflictos no resueltos, sea con ellos mismos o con sus propios padres (Richter,1972).

Con estas consideraciones, quizá la idea mas uniformemente aceptada en terapia familiar sea que los problemas de un niño suelen estar ligados a algún conflicto entre miembros adultos de su familia; con frecuencia vemos que el niño forma parte de una interacción triangular en la que el estrés entre adultos se desvía o se expresa a través de los problemas del niño.

En este sentido varios tipos de sistemas triádicos son posibles. Así, Haley (1977) menciona el triangulo perverso, en donde uno de los adultos, en conflicto encubierto, trata sutilmente de obtener el apoyo del niño para enfrentar al otro adulto. También puede ocurrir que una pareja use a su hijo para que le ayude a “negar” (o desviar) su conflicto, Minuchin denomina “desviadora” a este tipo de tríada. En otras situaciones el niño se sacrifica a fin de evitar la desintegración del matrimonio de sus padres, este rol del “niño abnegado” (Wachtel, 1997), es más bien activo, “perturbador” por “amor” a la familia y por lealtad hacia los padres.

Otra situación que se da es la "Parentificación", para I.Boszormenyi-Nagy (1983), es un inversión de los roles padres-hijos, temporal o continua y le sigue a una distorsión en la relación entre ambos padres, en la cual uno de ellos pone al hijo en posición de padre o de sustituto conyugal. Un niño así puede devenir en padre o madre de sus propios padres.

Perspectiva Gestáltica, sobre la Psicoterapia Infantil


La Terapia Gestalt como terapia humanista que es, concibe al niño desde una perspectiva optimista es decir cree en sus potencialidades y en su tendencia innata a la salud y al crecimiento. Cuando esto no es así, hay algo o alguien que se lo impide. El Contexto es una parte fundamental. 

La Terapia Gestalt tiene una concepción holística del niño, es decir tiene en cuenta la parte sensorial, la afectiva, la intelectual, la social y la espiritual. La concepción holistica del niño es lo que hace que la Terapia Gestalt no se ocupe exclusivamente del síntoma, no es una terapia que sólo quiere curar eneuresis, tics, miedos etc., sino que trata de favorecer el desarrollo integral del niño, el síntoma es sólo una manifestación de que algo ocurre, de que la tendencia al crecimiento sano esta bloqueada, por tanto vamos a atender al niño como un todo, no vamos a ir contra el síntoma.


El enfoque Gestalt enfatiza la visión del niño como un ser creativo en constante crecimiento y capaz de guiar conscientemente su comportamiento desarrollando su máximo potencial para satisfacer sus necesidades como un ser único e irrepetible.


Un punto fundamental en la Terapia Gestalt es el Respeto, el niño es merecedor de todo nuestro Respeto, tratarlo con Respeto es tenerlo en cuenta, es no invadir, no agredir, ni ridiculizar, no pasar por encima de él para hablar con los padres, tratarlo con Respeto es estar con todos nuestros sentidos y es expresar también nuestros sentimientos. Si un niño es tratado con Respeto aprende a Respetarse.

En la Terapia Gestalt destacamos el valor de la Responsabilidad, que el niño sea consciente de la parte de Responsabilidad que tiene en su propia vida, siempre hay una parte que depende de él y esto significa que él tiene poder para modificar las cosas.

Psicodrama: una alternativa educativa.


El psicodrama fue el resultado de un largo proceso, muy relacionado con la vida y la búsqueda personal de su creador el médico-psiquiatra rumano-vienés Jacob Levy Moreno (1889-1974).

El cuestionamiento básico de Moreno se dirigió hacia una sociedad que tiende a reprimir en lugar de estimular la espontaneidad y la creatividad, una sociedad que privilegia el producto en detrimento del acto creativo, y una sociedad que limita a cada ser humano en lugar de ser el espacio que le permita desarrollarse.

El psicodrama es una modalidad educativa práctica; es además una forma de promover, encauzar y propiciar el crecimiento personal. Finalmente, es un método terapéutico aplicable a niños, jóvenes y adultos.

Como modalidad educativa, el psicodrama tuvo sus orígenes hacia 1911 en Viena. Desde 1908, Moreno solía observar a los niños en sus juegos en los jardines y parques de Viena. Notó entonces que los niños ensayaban roles familiares y culturales como los de mamá, papá, rey o reina, policía, etc. También notó que los niños usaban la fantasía representando roles de mitos o fábulas que más correspondían a sus necesidades o frustraciones. Con ellos empezó a usar la técnica del juego de roles (role playing) como medio para ampliar o corregir su percepción personal, haciendo que los niños se pusieran en el papel de sus padres o maestros y así vieran las cosas desde otro punto de vista.

Como forma de desarrollo y crecimiento personales, Moreno aplicó métodos psicodramáticos en su "Teatro de la Espontaneidad", cerca de la Ópera de Viena, entre 1921-1923. Grupos de actores y actrices que trabajan con él representaban con espontaneidad y sin ensayo temas sugeridos por el público presente. Algunas veces personas del público subían al escenario a representar ciertos papeles de los personajes envueltos en el tema. El público presentaba temas no sólo por lo novedoso, sino también por su relación consciente o inconsciente con los mismos. Al igual que los niños, los adultos usan su imaginación o la representación de ciertas escenas para acercarse a un problema en el que se sentían involucrados. Al mismo tiempo, la representación espontánea de personajes y escenas, al parecer extraños al auditorio, les sirve para ampliar sus experiencias imaginativamente y para practicar varios roles sociales, culturales y políticos.


Tanto a los niños como a los adultos, la representación de ciertos roles conlleva a la satisfacción parcial de necesidades o deseos reprimidos por la educación familiar o por las restricciones sociales y culturales. De ahí que pronto el psicodrama se ha convertido en un efectivo método terapéutico.

Terapia de Juego

La terapia de juego parte del principio de que el juego es el medio natural que utiliza el niño para expresarse. A través del juego, es como el niño logra comunicar sus ansiedades y conflictos y resolver sus problemas, puesto que a través de éste se promueve el crecimiento y desarrollo cognitivo del pequeño, junto con una apropiada interacción con sus pares. La terapia de juego busca entender los mecanismos y patrones de juego en el niño para su aplicación al tratamiento de problemas psicológicos.



La terapia del juego cumple funciones biológicas, intra e inter personales, y socioculturales. Dentro de las funciones biológicas, está el aprendizaje de habilidades básicas, la liberación del exceso de energía, la estimulación sinestésica. Funciones intrapersonales, como el dominio de situaciones, la exploración, iniciativa, comprensión de las funciones mentales, desarrollo cognitivo. En las funciones interpersonales encontramos, las habilidades sociales y la separación-individuación. Socioculturalmente, se da la imitación de los modelos de los adultos que admiran.


Antecedentes de la terapia del juego.


La psicoterapia infantil fue creada por Freud para el tratamiento de su paciente Hans. La terapia del juego fue empleada en1919, por Hug-Hellmuth.


Ana Freud comenzó a utilizar el juego en 1928, como forma de atraer a los niños a la terapia y como medio terapéutico. En el psicoanálisis tradicional, la mayor parte del trabajo de análisis se daba cuando se unían los aspectos saludables de la personalidad del paciente, con las fuerzas contrapuestas por el analista, sobre su Yo enfermo. Cuando el niño va desarrollando una relación satisfactoria, la atención de la sesión se traslada desde el juego a las interacciones verbales.


Melanie Klein, empleó el juego como sustituto de la verbalización para comunicarse con los niños. En 1938, Solomon desarrolló la terapia del juego activa, para emplearla con niños impulsivos, para ayudarlos a expresar su ira y temor, ayudándolos a redirigir la energía antes de actuar, para emprender conductas más aceptables. Da prioridad al desarrollo del concepto de tiempo en el niño, como ayuda en la separación de los traumas pasados, de sus actos futuros.


Analistas como Hambridge, recrearon en el juego, el suceso motivador de la ansiedad, pero en una etapa intermedia de la relación terapéutica, cuando el niño ya tiene suficientes recursos para manejar este procedimiento, directo de introspección. La terapia del juegoexperimentó un desarrollo importante a partir de los trabajos de Carl Rogers y Virginia Axline.


Enfoque de la terapia del juego.


La terapia del juego proviene de la escuela humanista y está centrada en el niño, por tanto, acepta del niño, lo que éste quiera dar durante la terapia. El terapeuta debe reconocer los sentimientos que el niño expresa, y devolverlos para que modifiquen la conducta del niño. El vínculo terapéutico se establece mediante sesiones constantes, que requieren un compromiso de los padres del niño. 


El terapeuta dispondrá de paciencia y respeto para el niño, pero también establecerá límites, que permitirán que el niño asuma su responsabilidad en la relación terapéutica, y se exprese sin herir a otros. En las primeras sesiones, el terapeuta no estructura el juego, sirven para analizar y comprender al niño, y le brindan seguridad. Luego, paso a paso, se estructuran las sesiones, de acuerdo a las necesidades y edad del chico. 


La terapia del juego requiere una sala de juegos y materiales para juego terapéutico, que permitan evaluar al niño, y también el emprendimiento del autoconocimiento por medio de la exploración y el autocontrol. Se evalúan las conductas expresadas, y los juguetes sirven para suscitar ciertas conductas