jueves, 29 de septiembre de 2011

TEST DE DESARROLLO PERCEPTIVO VISUAL DE MARIANNE FROSTIG

En cooperación con otros colegas, Marianne Frostig desarrolló un método para enseñar a los niños con discapacidades de aprendizaje, conocido en la actualidad como como el Enfoque Frostig. Este no representa un método específico, sino un concepto para el desarrollo integral de la personalidad del niño y el tratamiento de dificultades de aprendizaje.


Frostig integró una serie de fundamentales y teorías psicológicas y métodos educativos con el fin de encontrar el método correcto de aprendizaje de cada niño. Para esto, hizo hincapié en la necesidad de realizar una evaluación de diagnóstico multdimensional e interdisciplinario como base para planear un programa de aprendizaje terapéutico y educativo para cada niño.

Desarrolló entonces la prueba de percepción visual, cuyos resultados, junto con otros procedimientos de diagnóstico evaluación de lenguaje, desarrollo cognitivo, rendimiento académico y el desarrollo social-emocional, son claves para la planificación y elaboración de un programa educativo o terapéutico individual. En la elaboración de su test, la autora basó en el hecho de que el mayor desarrollo perceptual ocurre normalmente entre los 3.5 y 7.5 años.

El test puede ser aplicado de forma individual o colectiva a niños que comprenden entre las edades de 4 a 8 años. Tiene como objetivo la valoración de 8 habilidades perceptivas, las cuales se desarrollan de forma individual en el niño, aunque se relacionan todas con la capacidad que tienen estos para aprender y adaptarse. Cada habilidad se evalúa con una prueba específica:

*      Prueba I: Coordinación motora de los ojos. Consiste en el trazado continuo de las líneas rectas, curvas o anguladas, entre líneas guías.

*      Prueba II: Discernimiento de figuras o percepción de figura-fondo. Consiste en cambios de la percepción de los dibujos con fondos cada vez más complejos. Esta prueba establece la capacidad de dirigir la percepción a una parte del campo perceptual. Consta de 8 ítems con un puntaje máximo de 20 puntos.

*      Prueba III: Constancia de forma o Constancia perceptiva. Implica el reconocimiento de figuras geométricas que se presentan en una variedad de tamaños, matrices, textura y posición en el espacio y su distinción frente a otras figuras similares.

*      Prueba IV: Posición en el espacio. Consiste en la distinción de figuras que se presentan en diferentes series.

*      Prueba V: Relaciones espaciales. Implica el análisis de patrones y formas sencillas que constan de líneas en diversos ángulos y tamaños que el niño deberá copiar.

*      Prueba VI: Cierre Visual. Consiste en que el niño observa una figura incompleta y debe terminar de dibujarla según el considere que sería correcto.

*      Prueba VII: Velocidad motora. Implica que el niño realice, lo más rápido que pueda, distintas figuras que se le solicitan.

*      Prueba VIII: Constancia de forma. Se le solicita al niño que agrupe distintas figuras en parejas iguales. El niño deberá considerar que puede agrupar figuras de distintos tamaños y sombreados, media vez sean iguales.


MÉTODO ERICA DE DIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN DEL JUEGO EN LA ARENA





En muchas ocasiones, el juego ha sido catalogado como el territorio entre el mundo real y el mundo interno de los niños. Es decir ese vehículo que le permite a los pequeños expresar todos aquellos sucesos o situaciones que no pueden verbalizar, ya sea por desconocimiento de la gramática, deficiencias lingüísticas, falta de madurez o bien, debido puramente a la intensidad o gravedad del trauma.

Debido a ello, a finales de la década de 1940, la Fundación Erica de Estocolmo desarrolló e implemento un novedoso método de evaluación, denominado Método Erica, el cual permitía evaluar el funcionamiento psicológico y las dinámicas internas de los niños a través de la utilización de arena y juguetes estandarizados.

El Método Erica recibió su nombre a partir de la denominación científica de la planta Erica Telralix, la cual se caracteriza por su fortaleza y robustez, al tiempo que destaca también por la producción de una flor suave, rosa y muy hermosa. Según Sjolund y Schaefer, el Método Erica parte entonces de una combinación de la observación estructurada y la intuición clínica, junto con la solidez de una observación formal basada en la realidad, con la delicadeza y fragilidad del contacto empático con el niño (1994).

PROCEDIMIENTO Y TÉCNICA

El Método Erica ha sido utilizado por muchos profesionales de la salud mental para el tratamiento de patologías y orientación infantil; así como también se considera como un procedimiento efectivo para la comunicación con los niños. Se utiliza por lo regular con niños que comprenden entre los 3 y 12 años de edad. Sin embargo, se ha comprobado que este método ha sido efectivo también en adolescentes y adultos. En realidad, el único requerimiento para la realización de esta evaluación es que la persona esté abierta a la oportunidad de proporcionar Gestalt a sus experiencias vitales, sin necesidad de usar la palabra para comunicarse.

El carácter no verbal de esta evaluación, permite el acercamiento y comunicación con poblaciones limitadas por razones de desarrollo o impedimento. Se ha comprobado ser sumamente efectiva en niños con deficiencias auditivas y sordera. Así mismo, niños que han sido severamente maltratados y que puedan tener problemas para analizar sus experiencias, pueden encontrar en éste método un canal efectivo de comunicación y expresión.

La técnica se fundamenta argumentando que a través del juego, los niños aprenden, crecen, desarrollan capacidades, anticipan cambios y se recuperan de sus problemas. Para ello, utilizan materiales de juego, los cuales vienen a ser contingentes y circunstanciales, a fin de expresarse y liberar las tensiones. Los escenarios de juego se convierten en el “mundo” de los niños, en una expresión del microcosmos social, en la cual los niños experimentan los beneficios de la expresión y proyección que facilitan su desarrollo. Al mismo tiempo, esta expresión permite que los niños logren superar la adversidad de la vida y abrirse al conocimiento de sí mismos, dando también como resultado una efectiva relación con los demás.

Si bien, el Método Erica representa un método de evaluación proyectiva, es claro que presenta un panorama en el que ubica y figuran claramente los principios de la Escuela Gestalt:

*      Principio de semejanza: el niño agrupa los elementos similares en una entidad dependiendo de la forma, tamaño color y aspectos visuales de los objetos. Así, el niño podría representar al padre a través de una figura fálica (serpiente, cañones, etc.).

*      Principio de proximidad: el niño agrupa parcial o secuencialmente los elementos basado en la distancia. Con esto se puede ver que los niños a través de la distancia de las figuras representa un distanciamiento emocional o diversos estados de ánimo.

*      Principio de Simetría: las imágenes simétricas se perciben como iguales, como un solo elemento en la distancia. A través de esto, el niño asocia figuras parecidas en forma en una categoría particular. Ejemplo de esto sería el catalogar caballeros como buenos o figuras punzantes como dañinas o malas.

*      Principio de Continuidad: se refiere a los detalles que mantienen un patrón o dirección tienden a agruparse juntos, como parte de un modelo. Ante esto, los niños, a lo largo de la elaboración de mundos en la arena, realizan patrones emocionales o comportamentales que no solamente encajan en su aquí y ahora, sino que elaboran una historia acerca de conflictos importantes y trascendentes.

*      Pensamiento holístico: el todo es siempre más que la suma de sus partes. Los elementos o figuras de forma individual no muestran un significado o connotación trascendental. Es el “mundo” elaborado por el niño en su totalidad que representa un concepto claro del aquí y ahora del niño.

*      Principio de relación figura fondo: establece el hecho de que el cerebro no puede interpretar un objeto como figura o fondo al mismo tiempo, por lo que dependiendo de la percepción del objeto será la imagen a observar. Un ambiente hostil será plasmado por el niño en la caja de arena en la forma en la que percibe el mundo real.

Para ejecutar una evaluación diagnóstica a través del Método Erica, se ingresa al niño en la sala de juegos, se le presentan los juguetes ordenados en repisas divididas en 12 compartimientos. Se clasifican los juguetes en 10 categorías que comprenden en:

1.      Soldados, vaqueros e indios.
2.      Otras personas.
3.      Animales salvajes.
4.      Animales de granja.
5.      Vehículos de transporte.
6.      Materiales para la guerra.
7.      Construcciones.
8.      Verjas.
9.      Casas y árboles.
10.  Objetos para interiores.

Se colocan las figuras de los pacíficos a los agresivos sobre los ejes verticales. Sobre los ejes horizontales se les acomoda de acuerdo al criterio de movilidad, actividad o estática. Así mismo, se proporciona un trozo de arcilla para que el niño pueda elaborar alguna figura que no se incluya dentro del repertorio de figuras del terapeuta. Así mismo, se cuenta con el elemento principal de la evaluación, las cajas de arena, las cuales contienen arena, una completamente seca y otra húmeda.

Se le solicita al niño realizar un “mundo” o “construcción” en las cajas de arena. Se le explica que puede hacer uso de todas las figuras que puede ver en el salón y que puede también hacer uso de la arena que guste, la seca o la húmeda, o de ambas si quisiera hacerlo.

Durante la evaluación, el terapeuta funciona como un observador activo, empático y disponible para el pequeño. Sin embargo, no realiza comentario alguno o interpretación del juego del niño en su presencia. Las preguntas realizadas por el niño, el terapeuta intenta reflejarlas hacia el pequeño tanto como sea posible, con la intención de que sea él quien entienda y descifre sus emociones, conflictos o situaciones suscitadas.

La evaluación no debe durar más de 45 minutos. En caso el niño decidiera terminar antes del tiempo establecido la construcción de su “mundo”, se debe respetar la decisión del pequeño y finalizar la evaluación presencial del niño para proceder al análisis de los elementos y situaciones plasmadas en las cajas de arena.

INTERPRETACIÓN DE LOS ASPECTOS FORMALES

Existen 6 aspectos o factores que se analizan en los “mundos” que los niños crean en la arena. Estos aspectos son:

1.      Selección y tratamiento de la arena.
2.      Número de juguetes y categorías que se utilizan.
3.      Nivel de desarrollo dentro del juego en la arena.
4.      Cambios y correcciones elaborados durante las construcciones de los mundos.
5.      Límites de tiempo.
6.      Niveles de la composición.

El tipo de arena utilizada, seca o mojada, dependerá mucho de la actitud y personalidad del niño. Así mismo, un número menor de 35 juguetes utilizados, conllevaría a diagnosticar un mundo vacío y posibles carencias afectivas. Por otro lado, un número mayor de 70 figuras corresponde a un mundo caótico y desfigurado. En otra instancia, los cambios y correcciones realizadas en la arena pueden significar, si están orientados a objetivos, una buena adaptación a la realidad y una buena autocrítica; mientras que si no están orientados a objetivos y son sumamente frecuentes, puede denotar un sentimiento de no ser suficiente o una muy elevada auto crítica.

El respeto del tiempo se considera el establecimiento de límites y manifestaciones de creatividad y dinamismo. Un niño que realice su construcción en un tiempo extremadamente reducido, denotará una escasa creatividad y dinamismo; mientras que un niño que demore más de 45 minutos y no desee finalizar su construcción luego de este tiempo, denota una falta de límites y una posible desorganización y desestructuración de la personalidad.

Por último, en los niveles de composición se ponen de manifiesto los agrupamientos extraños o situaciones caóticas representadas por el niño en los escenarios de arena. Todos estos 6 aspectos mencionados anteriormente, se agrupan y se analizan a lo largo de varias sesiones, lo cual permite que el terapeuta observe patrones en las representaciones del niño y conocer así las Gestalt que el pequeño maneja en su aquí y ahora.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Técnicas para mejorar la conducta de niños con Deficit de Atención e H iperactividad I

Técnica de la Tortuga

M.Scheneider propuso la técnica de la tortuga para el autocontrol de la conducta impulsiva en niños.

El empleo de esta técnica comienza con la historia de la tortuga "Tortuguita".

A través de ella se intenta que el niño se identifique con Tortuguita que tiene numerosos problemas en el colegio por su impulsividad. Hasta que un dia Tortuguita se encuentra con una vieja y sabia tortuga que le cuenta un secreto, que no es otro que Tortuguita lleva sobre sí la solución para sus problemas: el caparazón, y que debe meterse dentro de esa coraza cada vez que algo le dé rabia, estudiar el problema allí dentro y buscar la mejor solución.

Con esta técnica se pretende que el niño utilice ese truco en los momentos en que sienta agresividad o cólera, para lo que se dramatiza la sensación de frustración y rabia contenida de la tortuga apretando la barbilla contra el pecho y pegando los brazos al cuerpo para esconderse en el "caparazón" hasta contar hasta 10.


Técnica del Semáforo


La facilidad de comprensión del funcionamiento del semáforo para los niños hace que podamos emplear la Técnica del Semáforo como estrategia de aprendizaje para muchas situaciones, tanto en casa como en el colegio.

Esta técnica está especialmente indicada para la enseñanza del Autocontrol de las Emociones Negativas: Ira, Agresividad, Impulsividad, etc.

Este recurso resulta esencial en estos momentos dada la importancia de educar en actitudes de tolerancia, respeto, convivencia… La sociedad está siendo cada vez mas consciente de la necesidad de erradicar fenómenos de violencia y bullying en los centros educativos, resultando prioritario la educación de los aspectos emocionales de la inteligencia.
Pasos para la enseñanza de la Técnica del Semáforo:

  1. Asociar los colores del semáforo con las emociones y la conducta:
    1. ROJO: PARARSE. Cuando no podemos controlar una emoción (sentimos mucha rabia, queremos agredir a alguien, nos ponemos muy nerviosos…) tenemos que pararnos como cuando un coche se encuentra con la luz roja del semáforo.
    2. AMARILLO: PENSAR. Después de detenerse es el momento de pensar y darse cuenta del problema que se está planteando y de lo que se está sintiendo.
    3. VERDE: SOLUCIONARLO. Si uno se da tiempo de pensar pueden surgir alternativas o soluciones al conflicto o problema. Es la hora de elegir la mejor solución.
Para asociar las luces del semáforo con las emociones y la conducta se puede realizar un mural con un semáforo y los siguientes pasos:
Luz Roja:
1- ALTO, tranquilízate y piensa antes de actuar
Luz Amarilla:
2- PIENSA soluciones o alternativas y sus consecuencias
Luz Verde:
3- ADELANTE y pon en práctica la mejor solución

  1. Aprender formas de controlarse:
Podemos comenzar pidiendo a los niños que hagan una lista de lo que pueden hacer para calmarse en una situación conflictiva. Lo normal es que entre todos surjan diferentes posibilidades, como distanciarse físicamente de la situación (alejarse del lugar, no volver hasta estar tranquilo), distanciarse psicológicamente (respirar profundamente, hacer un rápido ejercicio de relajación, pensar en otra cosa), realizar alguna actividad distractora (contar hasta 10, pasear, hablar con un compañero) etc.
Cuando los niños se dan cuenta de que existen muchas maneras de pararse y calmarse, se trataría de ver cuáles serían las mejores para cada uno.
Como padres o educadores podemos ayudar en esta fase proponiendo alternativas educativas que no se hayan planteado, por ejemplo respuestas incompatibles a “llegar a las manos” (cruzar los brazos, alejarse rápidamente del lugar, meter las manos en los bolsillos, etc.)

3- Hacer prácticas de autocontrol a través del Role-Playing:
El profesor y los compañeros servirán de modelo de conductas de autocontrol y cada uno tendrá ocasión de verse en una situación en la que tiene que poner en práctica lo aprendido.

4- Utilizar semáforos como estímulos discriminativos:
Colocaremos semáforos en diferentes lugares del colegio, de esa manera se harán conscientes de que deberán pararse, pensar y solucionar pacíficamente sus conflictos, o mejorar su estado emocional.




lunes, 5 de septiembre de 2011

Entrevista sobre el trauma Realizada por: Licenciado César W. López Gómez a la Licenciada Ana Gómez


¿Cómo se puede definir trauma en un niño?
Hay distintas maneras de definirlo y también depende de quién lo define.  Trauma tiene el aspecto subjetivo del individuo, lo que determina si una experiencia es traumática o no.  Lo que es traumático para un individuo puede no serlo para otro.  
¿Cómo se define una experiencia traumática?  
Si miramos el diccionario, la experiencia traumática es una experiencia del medioambiente que genera emociones extremas de terror, que además atenta contra la sobrevivencia del individuo y es una situación la cual el niño o el individuo que está sufriendo el horror, no puede escapar: es una situación inexplicable.
Sin embargo muchas experiencias no necesariamente llenan este criterio, pero son consideradas subjetivamente traumáticas por el individuo, porque no todo nos genera altos niveles de activación en el cerebro y el sistema nervioso.  Se consideran experiencias negativas, experiencias traumáticas.
Otro factor es que cuando solo tomamos en cuenta trauma, podemos perder experiencias que pueden no llenar el  criterio de trauma y que tienen incluso un efecto más grande que un trauma significativo.  Vemos experiencias repetitivas en la vida de las que no hubo escapa y que pueden no ser tan intensas.  Si el niño experimenta estas experiencias repetitivas en su vínculo con el padre, por ejemplo, esas experiencias acumulativas pueden llegar a tener un efecto mucho más grande en el desarrollo del niño.  Esto genera niveles repetitivos de activación negativa interna.
¿Cuál es, en términos generales, la neurobiología del trauma que ocurre en el organismo del niño con la experiencia traumática?
Hay muchos niveles y se dan diferentes respuestas.  Cuando hay una experiencia traumática, por ejemplo, en el cerebro se activan diferentes sistemas.  Hablamos, por ejemplo, del eje HPA.  Generalmente, cuando hay una amenaza hay una activación en la región límbica, una activación de la amígdala, que a la vez va a enviar información al hipotálamo, y éste a su vez va a activar otras partes neurohormonales en el sistema, que terminan con la liberación de la hormona cortical.  Cuando hay una experiencia traumática a veces se da una liberación masiva de la hormona cortical.  Veamos lo que ocurre, por ejemplo, en el sistema autónomo, en el sistema parasimpático y simpático.  Si lo miramos basados en la teoría de Porges, es más complejo.  Una de las cosas que ocurren cuando hay una experiencia traumática, como Steve Porges lo ha demostrado en su teoría Polivagal, se da en el sistema nervioso autónomo como resultado de una amenaza.  Él habla de cómo tenemos una cantidad de respuestas.  Nos habla del sistema simpático y parasimpático, como una jerarquía de respuestas y no como lo veíamos antes: como un sistema de respuesta que creaba aceleración.  La propuesta es que en esta jerarquía de respuesta, generalmente, la primera línea de respuestas es en sistema parasimpático del nervio vagal central.  Este sistema es el que mantiene el sistema de participación social activo, que es cuando respondemos en primera línea a un estímulo o amenaza del medioambiente.  Si esta respuesta o activación del sistema parasimpático central vagal fracasa, la siguiente línea de respuesta es la activación del sistema simpático que es un poco más rígido y evolutivamente más primitivo que el sistema de participación social.  Cuando ocurre esta activación simpática es cuando se da la activación de respuesta de lucha o huida.  Sin embargo, si el individuo es incapaz de luchar o huir, entonces la siguiente línea de respuesta sería la activación del sistema parasimpático vagal dorsal, en la cual se activa la respuesta de rendimiento o congelamiento.  Por ejemplo, un niño que esta siendo abusado, apenas sus estructuras cerebrales y del sistema nervioso se está desarrollando, es un niño que todavía su sistema de participación social está en desarrollo.  Los niños, en general, tienen menos poder y menos control sobre su medioambiente.  Generalmente el que empieza es el sistema de participación social: no va a negociar con su padre, no le va a pedir que no lo abuse y no le pegue.  El niño entra en activación simpática y la respuesta de huida y lucha se activa pero el niño o infante generalmente no puede escapar, no puede huir ni luchar y entonces se desencadena la respuesta que es la de congelamiento.  Esta es la que más frecuentemente vemos en el trabajo infantil y está asociada con el desarrollo de trastornos disociativos por empezar a  usar la disociación como un mecanismo de enfriamiento.
Orgánicamente ¿qué conforma el sistema de participación social?
Es el sistema parasimpático vagal ventral, que tiene terminaciones en el tallo cerebral.  Tiene terminaciones en el tallo, lo que llamaba Paul McLean, el cerebro reptiliano.
Mencionaste que se da una liberación masiva de cortisol, ¿cuáles son los efectos conductuales?
Cuando se libera el cortisol se determina la respuesta de huida y lucha.  El organismo lo metaboliza.  Ahora se ve el efecto que tiene el cortisol liberado masivamente en el sistema inmunológico, las personas que han sufrido trauma crónico o trauma a nivel temprano, tienen mucha más predisposición a tener problemas somáticos.
¿Existe una etapa crítica en la vida de los niños en la que los eventos puedan ser más dramáticos?
La infancia de por sí es una etapa crítica, pero cuando pensamos en el primer año de edad, incluso los primeros tres años, el cerebro se desarrollo en el 90%, en estos años hay un desarrollo supremamente rápido.  Las experiencias que están ocurriendo en esa etapa tienen un efecto importante en el desarrollo del cerebro.  En el desarrollo del todo el sistema de regulación del niño, estas experiencias tempranas tienen un efecto grandísimo, por eso cuando vemos el trauma severo a nivel temprano hay una secuela mucho más severa.   Si un niño tiene experiencias apropiadas durante los tres primeros años de edad, su vínculo es seguro con los padres y si después hay un evento traumático, es un niño que ha desarrollado la base para la regulación a través del vínculo que ha adquirido con sus padres, su sistema está mucho más preparado para poder soportar un trauma.  Dentro de la terapia de resiliencia, éste es uno de los factores para desarrollar esta capacidad, haber tenido estas buenas experiencias a nivel temprano.
En tu experiencia ¿cuáles son los eventos que más perturban o que son más traumáticos para la psique del niño?
Definitivamente, el abuso que es infligido por el cuidador, porque la sobrevivencia del niño depende del cuidador.  Tenemos el sistema de sobrevivencia y el sistema de apego, estamos biológicamente cableados para apegarnos.  El ser humano necesita el apego, es una necesidad de sobrevivencia.  Por un lado, el sistema de apego necesita desarrollar un vínculo hacia los padres para sobrevivir.  Pero el niño cuya sobrevivencia está a cargo de una persona que está ocasionando daño,  crea un  alto   nivel de alto desorganización en el sistema nervioso.  El abuso infligido por una persona que no es de su sistema primario de cuidado tiene un efecto grave en el desarrollo.   Pero cuando es cualquiera de los padres, el efecto es mucho más dañino en la vida de cualquier ser humano.  La capacidad de desarrollar regulación, la capacidad del sistema de organizarse depende del vínculo que desarrolla con otro yo, con otro cerebro.  Shore habla de interacciones del hemisferio derecho del padre con el hemisferio derecho del niño, y cómo estas conexiones van a afectar la organización de ese sistema, que es del niño.  Si es el padre el que está acusando el daño, la desorganización es muchísimo más grande.  Lo que ocurre es que el padre crea un apego desorganizado, con sus mismos comportamientos que son desorganizadores para el niño, y desencadenan en este la desactivación simpática, la respuesta de lucha y huida.  Como el bebé no puede escapar, se rinde y allí desarrolla una respuesta de disociación.
El trauma ocurre alli, no hay recuerdo del evento, si hay reacción al estímulo presente basado en esas redes neuronales que contienen esa información.  Por ejemplo, el niño que pasó por muchas cirugías en los primeros meses de vida, experimentó dolor intenso y después desarrolló ciertos problemas de comportamiento o problemas de tipo emocional.  Los niños sólo generan todo tipo de reacciones, no recuerdan la experiencia traumática.  Las reacciones a nivel emocional y somático son la respuesta a exponerse a un estímulo reminiscente que conecta la memoria, no la recuerdan explícitamente, sólo a nivel subliminal, debajo de la conciencia presente.  Cuando esto sucede, la persona no es consciente de que está recordando un evento de su pasado.   Esta memoria de la que hablamos no ha tenido intervención del hipocampo, no ha sido integrada ni localizada en tiempo y espacio.   Ocurre que todas las memorias han sido guardadas pero a nivel implícito.
Según tu criterio, ¿podríamos decir que hay más vulnerabilidad en los niños o en las niñas a tener secuelas traumáticas?
Depende de tantas circunstancias culturales, en ciertas ocasiones, según la cultura, las niñas pueden ser más vulnerables.


¿Cuáles son las características que observaríamos en un niño traumatizado?
El rango de características es muy amplio.  Podemos ver niños que muestran síntomas asociados a la hiperactivación, como ansiedad, miedos o pesadillas.  Si miramos únicamente los síntomas del trastorno de estrés postraumático nos encontramos con síntomas muy específicos descritos en el DSM IV.  Sin embargo, cuando miramos el trauma desde una perspectiva más amplia,  vemos que el legado de las secuelas del trauma puede ser muchísimo más grande y se extiende a muchos otros trastornos, como depresión, problemas de comportamiento, conductas de oposición, niños por ejemplo que son diagnosticados con déficit de atención, etc.  Puede ser que el niño sea diagnosticado con TEPT, pero es necesario estudiar y explorar las secuelas del trauma infantil que se extienden en un espectro muy amplio de la hiperactivación.  Es necesario ver detrás del diagnósitico en un niño, para ver si existe un trauma que no haya sido resuelto.
En el caso de los niños que muestran remordimiento, ¿podemos hablar de un trauma no resuelto?
La empatía se desarrolla en la relación con los cuidadores.  Es a través de los vínculos con los cuidadores primarios que el niño aprende sobre empatía.  Cuando la relación es contingente, cuando se da la alineación con los estados internos del niño y entonces sus necesidades son satisfechas, todo lo anterior hace que el niño se sienta “sentido”.  Daniel Siegel nos dice que el niño empieza, con esto,  a crear un mundo coherente y coercitivo, que empieza a organizar el sistema como resultado de las interacciones didácticas contingentes y reguladoras entre el padre y el niño o la madre y/o cuidador primario.  Esto hace que el niño desarrolle la capacidad de alinearse con otros más adelante, de ser compasivo y empático.  Cuando esto no ha ocurrido, nuestra capacidad de experimentar empatía se ve comprometida.
¿Entonces tenemos un círculo vicioso: padres que no fueron adecuadamente vinculados están criando niños también con esta carencia?
Hablamos de la transmisión intergeneracional con estos patrones de apego.  El predictor número uno de que un niño genere un tipo de apego inseguro es el tipo de apego que el padre tiene en el momento de convertirse en padre o madre.  El trauma que está resuelto es un predictor también.   Si el padre no ha creado la memoria narrativa que le permite entender, entonces el padre está todavía en un estado interno de fragmentación.
¿Crees que existen algunas culturas, que por las prácticas que realizan, como los rituales de iniciación o exposición a las niñas, sean culturas traumatizantes?
En mi opinión basada en mi experiencia, he visto casos de niñas que han sido muy dañadas por las conductas de infidelidad de padre.  Podríamos decir que culturalmente vemos cosas que aceptamos como normales, pero cuando vemos a los niños entendemos que hay patrones culturales que los dañan.  También creo que hay creencia religiosa que mantiene el sistema o mantiene al individuo sin  poder escapar, y esto lo hace pensar en la posibilidad de recibir un grave castigo.  El abuso espiritual puede causar también  mucho daño.  Este abuso es mucho más difícil de curar, por las implicaciones que conlleva en la filosofía más profunda, en la vida de la persona.  Si, por ejemplo, creo en un Dios que me abusa, que me castiga, esto me daña terriblemente.  Porque, en la mente del niño, de Dios no puedo escapar.  De mi padre me podré poner a salvo huyendo, pero de lo que pienso y creo, no.  La fórmula está relacionada con el vínculo que generó mi modelo mental sobre Dios.  Si me enojo con Él, si me opongo y luego me pasa algo, la congnició9n de inmediato suele ser “yo soy malo y por eso me castigan”.  Trabajar con estos modelos mentales es muy difícil, es un daño al yo profundo y puede hacer surgir la duda existencial:  “¿Si soy malo para Dios, para quién puedo ser bueno?”.
¿Puede la programación de la TV y el material que se publica en diarios de violencia causar trauma vicario?
Cuando hablamos de desregulación en padres a nivel vicario podemos seguir a nivel macro, y vemos desregulación en el sistema educativo y en el sistema de salud mental.  Es un reflejo a nivel macro de lo que pasa a nivel micro de la desregulación del yo.  Con toda esta información, el niño es testigo de que otra persona está siendo abusada y a veces provoca mayor daño, porque no puede hacer nada, no puede ayudar, puede también reforzar su impotencia.  Si el niño ha sufrido trauma y está expuesto a toda esta información, continúa reforzando todos los modelos mentales que se le están creando.
Los padres tienen la responsabilidad de graduar la exposición a los hechos dolorosos y traumáticos de la vida, los medios de comunicación no lo mediarán.
Un niño que constantemente sufre negligencia en estados de hipoactivacion y necesita regular su estado interno o estimularse, un día encuentra el sexo, una fotografía pornográfica, por ejemplo, le gusta y esto activa su sistema, entonces le gustará más y más.  La pornografía y la masturbación se convierte en una forma de regulación de un estado de hipoactivación.   Así un niño que padece distimia, que está apagado, si  eso internamente lo activa, le servirá.  Existen niños que tienen un avecto hipoactivo y recurren a practicas ilegales como un recurso para activarse, para lograr la autorregulación.  Por ejemplo, los niños que roban.
¿Es decir que podría convertirse en una forma de sobrevivir?
Por supuesto.   Yo hago que los niños empiecen a mirar esto como lo ayuda para sobrevivir, aunque haya sido autodestructivo.  La cuestión es ayudarlo a ya no sobrevivir, sino a ver de qué manera vive.
Pensaba en el abuso cultural en cuanto al machismo, por ejemplo.  En nuestras sociedades latinas también hay un abuso cultural, pero en las culturas anglosajonas y europeas el abuso puede ser más claro en cuanto al tema del sexo y la violencia.  Entonces vemos que el medioambiente contribuye con elementos que dan autorregulación de esta forma.
Es como se le da forma al sistema del niño y es todo de la misma manera, a nivel micro y macro.  Sus padres y sus maestros tienen una influencia grande.  Vemos niños que son hipersexualizados y debido a eso encuentran en la cultura una forma de autorregulación. ¿Cuando ya sabemos que ha ocurrido un hecho traumático, ¿qué es lo más aconsejable de hacer de inmediato, cuáles son los primeros auxilios?
Lo primero y básico es establecer el sentido de seguridad.  Si no se restablece ese sentido ningún tratamiento va a funcionar, porque el niño está en un estado de alarma constante, en un estado interno de activación, entonces, es necesario dar la seguridad en el aquí y ahora.  Seguridad que los padres pueden propiciar, por eso es necesario hacer el trabajo con ellos.  Pero esto no sucede con muchos niños que siguen pasando por hechos traumáticos, como la violencia intrafamiliar.  El tratamiento es restaurar lo que está pasando ahora y crear un sentido de seguridad en el aquí y el ahora, con los padres, los cuidadores, en la escuela.  Luego, se puede empezar a organizar otro elemento para el tratamiento, como desarrollar los recursos internos, incrementar la capacidad del niño de utilizar recursos internos y externos, pero la seguridad es indispensable. Esa es la red que va a sostener al niño durante todo el tratamiento.
Para terminar, nos gustaría que nos hables un poco sobre trauma complejo.
El  trauma complejo es básicamente todo lo que hemos hablado hasta acá, porque es lo que se da dentro del sistema de cuidados.   Es complejo porque es inflingido por las personas de quien depende la sobrevivencia de los niños, y más duramente si esto ocurre a nivel temprano de la vida.
¿Qué pasa cuando los abuelos son los cuidadores y los padres abusan? ¿Causa desorganización en los niños?
Lo que pasa es que el niño puede desarrollar un apego distinto con cada cuidador.  El niño puede desarrollar apego seguro con el padre, y con la madre apego ambivalente desorganizado.  Si tiene otras personas con las que puede generar otro apego, quizá debamos decir que “apapachar” no necesariamente que es seguro, porque pueden abrazar al niño 50,000 mil veces, pero no cuando él quiere, puede ser que sea la abuelita la que lo necesite.  Pero cuando el abuelo da el apego seguro y son varias las personas que dan esto mismo al niño, entonces es muy bueno.  Entre más opciones de personas predecibles en el afecto, mayor es la capacidad resiliente.
Al hacer esta revisión pareciera desolador el futuro, porque vemos a tantos padres con pocos recursos internos, desregulados, creando vínculos inseguros con sus hijos. ¿Qué piensas sobre eso?
Al contrario yo veo esto como un mensaje de esperanza, que hemos  evolucionado desde el hombre primitivo hasta este punto en donde desarrollamos este nivel más consciente de nuestra situación y naturaleza humana.  Esta es una información fascinante, maravillosa que nosotros como profesionales de la salud mental podemos empezar a pasar a otros colegas, a los maestros.   Los maestros y los padres necesitan ser educados en esto.  Cuando esta información empieza a transmitir a medida que cada persona la comprende y empieza a hacer su trabajo, empiezan también a integrarse interiormente y a otras generaciones le llegan cosas diferentes.
Para mí es un mensaje de esperanza: pienso que son muchas las cosas que contribuyen a la evolución del ser humano.  Lo podemos ver a nivel macro, pero imaginemos la célula.  Empezamos a ir hacia adentro hasta llegar al átomo, también evolucionando.  Veo el apego como el átomo que es el centro de nuestra evolución, porque la medida en que yo como individuo crezco, evoluciono, me integro, me regulo, pasaré sin duda esto a la siguiente generación.  La siguiente generación recibirá un vínculo seguro. Somos  responsables todos porque somos parte de un sistema, el cambio comienza personalmente, aprendiendo a autorregularse. En la medida que como profesional lo hago, la terapia que ofreceré será diferente, ya que me vincularé con los pacientes de manera diferente. Los psicólogos necesitamos aprender a buscar nuestro propio proceso de psicoterapia, que nos ayude con nuestra propia autorregulación.
Tomada de:
Revista de Psicólogos de Guatemala (2010)

Los Ocho Principios Básicos de la Terapia de Juego No Directiva


Virginia Axline, estableció los ocho principios básicos de la terapia de juego no directiva:

  1. El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el niño, mediante la cual se establece una armonía lo antes posible.
  2. El terapeuta acepta al niño tal como es.
  3. El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación, de tal forma que el niño se siente libre para expresar sus sentimientos por completo.
  4. El terapeuta esta alerta a reconocer los sentimientos que el niño está expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra profundizar más en su comportamiento.
  5. El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para solucionar sus problemas, si a éste se le ha brindado la oportunidad para hacerlo. es responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.
  6. El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en forma alguna. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.
  7. El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. Este es un proceso gradual y, como tal, reconocido por el terapeuta.
  8. El terapeuta establece sólo aquellas limitaciones que son necesarias para conversar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al niño de su responsabilidad en la relación.
Tomado de:
Axline, V. (1975) "Terapia de Juego", Edit. Diana, México